Lobo viejo privado

El olor a suciedad mezclado con la humedad del lugar impregnaba el aire, embotando el olfato, Goar dirigió una mano a restregar las aletas de su nariz manteniendola ahí sin ocultar que le molestaba el "hedor" en su mayoría humano.
Era una nueva ciudad pero las cosas no cambiaban solo por las locaciones, el traje oscuro color azul ondeo alrededor de su cintura con la llegada del tren aliviándolo con una ráfaga de aire seco, su cabello se esparció desordenadamente sobre su rostro dándole un aire aun mas salvaje. Levanto el mentón para olfatear, su lobo se removía inquieto en su interior mordiendo el aire dentro de su cabeza, estaba en alerta y claramente tan molesto como el. "relájate...pronto estaremos solos", mascullo mentalmente al lobo notando que los vellos de su nuca estaban tan erizados como la cola del lupino.

-mierda- murmuro llevando su mano a esa área y masajeandola con los duros dedos. Era su primera vez como profesor en alguna escuela, si bien no estaba encantado con la tarea; el brillo en su mano le recordó que no tenia nada que ver como tomase él o su lobo aquella nueva experiencia.

Debía cambiar por el recuerdo de ella.

Un aullido broto en el pecho de su lobo, queriendo llegar a su propia garganta Goar lo mantuvo entre los dientes apretandolo, no era tiempo de lamentarse y ahogarse en la auto compasión, debía buscar el camino y el tren indicado hacia la escuela, lo que parecía ser mas fácil a pie, las torres y los tejados en parte-aguas de la escuela sobresalían...

-lo complicado sera llegar sin problemas...-
joder él era un hombre problemático... solo quedaba encontrar un guía...

Había sido escoltada desde el aeropuerto, luego de largas horas de vuelo cuajada en el asiento de un avión y ahora iba en camino a su nuevo colegio.

No sabía como pero le habían permitido llevar mascotas a la escuela y no era muy común ver a una jovencita acompañada de un conejo, un murciélago y dos vampiros, quienes eran sus escoltas, para llevarla hasta la academia. Además de sus enorme maleta que a duras penas podía arrastrar mientras sostenía la jaula de Lotus con la otra mano.

No quería ir ¿pero que otro remedio quedaba? Por suerte, ya no irían vampiros con ella, pues a estos se les presentó una situación así que le indicaron el camino que debía tomar.

Fácilmente pudo haber aprovechado la oportunidad y volver a Japón, pero no lo hizo, pues pensó que sería demasiado cobarde de su parte.

Por ahora, sólo necesitaba quien pudiera darle indicaciones para encontrar el tren que llevaba a la academia, y que puerta tomar.

-Disculpe ¿La puerta A4 con destino a Midnight Academy donde está?-le preguntó sin temor alguno. Sin saber siquiera que aquel hombre no era un humano igual a ella. Pero por ese mismo motivo, no le temía.

Estaba a medio camino de llevar un cigarrillo a sus labios cuando una suave voz llego a sus oídos, sin darle mucha importancia a sus demandas el hombre la estudio en silencio, haciéndola esperar en lo que se hacia del encendedor y encendía el cigarrillo. Sus orbes almendrados dieron un vistazo al cuerpo femenino sin mostrar pudor alguno reparando en los dos puntos fuertes de cualquier mujer los cuales estaban lejos de su rostro, Goar termino enarcando una oscura ceja al escucharla, su voz arrastraba un deje malicioso y amargo.

-¿me has confundido con alguna clase de bedel madame?- murmuro sin mirarla absorto en dejar escapar el humo del pitillo.- no soy ningún jodido empleado y no tengo idea de lo que estas preguntando preciosa...seguro que por ahí encontraras a alguien mas interesado en socorrerte.

Sus ojos se clavaron en los de la morena, ladeando la cabeza, era evidente que no podría preguntarle nada de lo que realmente necesitaba y lo que era aun peor. Esa mocosa apestaba a chupa sangre...

-si me disculpa...-

Realmente no es que fuera un crío impulsivo que iba a hacer muecas solo porque no le gustara cualquier otro ser que no fuese él, con el tiempo su lobo y el habían aprendido el significado de "Tolerancia" a la fuerza, su lobo se sacudió desperezándose en su cabeza...humanos que sucumben a los seres bendecidos...siempre había preferido a los salvajes...

-Pendejo-insultó entre dientes, sin gritarle nada. Claro lo hizo creyendo que era humano y no es que les tuviera respeto a los vampiros y a los lobos, sino lástima.

Una lástima que a veces ella tampoco entendía. Pero ella pensaba y pensaría que lobos, y vampiros, actuaban de ese modo orillados por el odio, el rencor yla ignorancia, pero que podían hacer más que solo portarse como barbajanes.

Sin más, decidió buscar la dichosa puerta, dando vueltas por toda la estación e trenes hasta que finalmente la encontró.

Recordó, un poco asqueada, la mirada de aquel hombre.

Ahora sería inevitable ser discriminada no solo por su condición de mujer, sino también por ser japonesa y por ser humana. Se preguntó entonces a qué se referían las criaturas de la noche al llamarla "mascota"

No se detuvo a pensar mucho, lo que urgía era tranquilizarse antes de ir al colegio.

-bruja- sonrió ladino mientras su amplia espalda se sacudía ante la tirante carcajada, llevando la mano se quito el cabello que caía al frente con una mirada orgullosa, meneando la cabeza se tomo su tiempo para exhalar y reclinarse contra la fría pared, debía esperar para moverse, cuando la tarde cayera los olores serian mas claros y el rastro podría ser seguido sin dificultad.

No le molestaba en absoluto, aquel trato siempre había sido una respuesta condicionada al suyo, de cualquier forma el no era una perita en dulce ni el caballero que el traje parecía darle, consulto su reloj chasqueando la lengua, moviéndose a contra viento, un lugar caliente dentro del próximo vagón, el que olía al lugar que había decidido tomar.

Solo dio una cabeceada entorno a la chica, girándose con las manos en los bolsillos avanzo con una actitud confiada y regia, la gente le abría el paso....siempre había sido así, no iba a molestarse en ver a nadie como un igual...
Las hembras van por debajo del macho.

Entre tanto, ella continuó, tranquila, tamborileando suavemente con los dedos en la maleta, abriéndose paso a duras penas para abordar el tren.

Puso por un momento la jaula de Lotus sobre su maleta, para sacar a Mushi, su murciélago del bolsillo y esconderlo entre su cabello ébano.
Pronto notó una presencia a sus espaldas y al mirar atrás, se encontró con el hombre de horrendos modales.

Rodó los ojos resoplando disgustada más aún con su actitud petulante.
"Bastardo" -pensó. No le daría el gusto de verla apartarse, así que sólo le dio la espalda y siguió avanzando con sus pasos habituales, aproximándose a dejarle su equipaje al maletero, a abordar y subir a su asiento, con Lotus en una mano, y Mushi en su cabello

-Cabina J-dijo, leyendo su boleto.

Apenas la encontró se metió, se quitó el abrigo y la bufanda, un poco acalorada. Una vez más notaba las miradas de algunos curiosos. Unos eran humanos, igual que ella, que iban bastante decaídos. Otros -que también creía humanos- la miraban con cierto resentimiento. Y otros tantos -a quienes ya reconocía fácilmente como vampiros- la miraban con cierto interés y desdén.

-Váyanse al diablo todos-maldijo por lo bajo.